Un pasaje antes del 30

Necesidad Hubo un tiempo en el que Samuel, nuestro curioso amigo en esta historia, no podía sino pensar en los innumerables tipos de quesos que existían en el planeta, hasta el momento en el que él, falleció. Un pobre muchacho de 19 años que no solo pensaba en el futuro que tenía por delante, sino, también, en todos los tipos de quesos que podía comer, y quería comer. Si vamos a eso, Samuel tenía una rara enfermedad, una de esas que afectan una pequeñísima parte de tu cerebro, pero que la Medicina aún no ha descubierto por el simple hecho de que aún falte trecho que caminar con las enfermedades. Por los momentos, la enfermedad le hacía oler tipos de quesos en las mujeres, chicas de su edad o que estuvieran a su alcance. Raramente las que eran más alegres, les despertaba un olor a queso de cabra, las más tímidas, un olor a queso azul, un poco rancio si estas eran personas corrompidas por dentro. Samuel, que le hablaba a toda chica que se le atravesara en frente, y que ya

Stephen King, escritor de numerosos bestsellers, obras de terror y ficción, tan famosas que han quedado incrustadas, quizás, para siempre en la cultura popular. Muchos de sus libros han sido reconocidos como verdaderas representaciones del terror, aunque sabemos que es un espacio que aún en el ser humano queda por explorar. It (Eso) ha sido uno de sus mejores trabajos. Cabe destacar que uno de los principales antagonistas, villanos o "el malo", como quieran ustedes decirles, es el queridísimo payaso Pennywise, que por cierto, hizo que en mi niñez le tuviera miedo a estos seres, que son tan divertidos en algunos casos (Fue por la película, en mi defensa). Una lectura bastante nutrida. De alguna manera, evoca algunos momentos de nuestra infancia, cuando nuestra inocencia espantaba aquellos monstruos que nos acechaban. ¿Quien no tuvo un muñeco que combatía el mal? ¿Quien no se sentía seguro dentro de un manto? ¿Quien no sentía,de alguna manera, que con otro niño, las fuerza

Para aquel día fatídico; pesado e insípido, los vientos. De la vida física, un campo de flores se arremolina en mi mente. Y tú, solemne alborada de emociones, evocas la inocencia en pequeños besos, evocas lo prematuro en vagos deseos. Me siento lejos de ti, mujer deseada, vida física y anhelada. II La muerte no deparó en gastos, me llevó lejos, al poniente, lejos, donde tu deseo no toque mis mares que te son ajenos.