Un pasaje antes del 30

Supe de ti sin ganas de saber, sin interés, sin nada, de ahí nació mi curiosidad, las ganas de saber y no ser mas un ciego en esta vida. Supe de ti sin saber qué era el cariño mal dado, sin recordar de dónde venía y hacia dónde iba, sin dejarme llevar en serio, porque todo lo hice a propósito. Supe de ti, después de todo éste tiempo tan corto, sin saber qué era despertar y pensar en alguien que no fuera el mismo. Supe de ti. Sé quién eres, y no sé a dónde voy si sigo tan dormido. Sé que en algún momento acabaré con mi oportunidad, una de cabello negro, una de algo que sólo es una mentira en mi mente, simplemente viajo a través de todo el mundo, en mi mente, pensando en las probabilidades de ver una vez más lo que he vuelto a querer, para mí. No me quiero dedicar de nuevo a pensar, porque todo lo que hago así sale mal. Dejé de ser impaciente en lo que necesita impaciencia, y ahora parezco un árbol, pegado a un suelo que sólo hace que muera, un suelo de mentiras donde tú y nadie más

Tan cerca de lo que quiero, lo tuve, lo quiero, ahora, ni siquiera sé que hacer. Sacrificar todo de nuevo parece la única manera de olvidar cualquier otra cosa, sentirme seguro de lo que quiero y probar de nuevo hasta que se agoten los lugares, hasta que el Universo diga: ¨Basta, hasta aquí llegas¨. Lo quiero, lo tendré, lo voy a querer, pero volveré. No me importa lo que me vaya a costar. Todo esto parece tan vacío que debo tratar de llenarme en este momento con un simple recuerdo, una nota, con lo que pueden leer. No añoro, no tengo un camino que tomar porque de todos, parecen ser lo que están más estáticos, los más fuertes, me quedo. Una simple canción, falta el alcohol, el humo no llena el aire, tal vacío, dentro de esos lugares. Estoy molesto, tengo tantas cosas que hacer, pero a la vez, no quiero que nadie conozca de mí, quiero ser para siempre, del que nadie sabe, ¿Por qué? Me volveré simple cuando ya todos me conozcan y no sólo eso, cuando no sea nada nuevo lo que vaya

Más acá, cerca de nuestro Sol, más allá, lejos del que era nuestro hogar. ¿Existe tal cosa, tan masiva, que ni yo quisiera acercarme? Es observable desde lejos como algo que todos quieren, pero a la vez tan distante y monótono al tratar de entenderlo. Las auroras en Júpiter son eso, cosas tan maravillosas que parecen tener vida, pero a la vez, están tan muertas como aquellos que pudieron verlas alguna vez. Azul eléctrico que al instante te atrapa como una mosca que fija su vista en la luz ultravioleta; sinceramente sería el ser más afortunado si pudiera morir lentamente con cada partícula de mi cuerpo observando tal espectáculo. Que casualidad que sean azules siempre. De tal imaginación brota algo inigualable, momentos que nunca se viven y si hubiesen vivido, ya mi mente los hubiese tragado. Aún no es tiempo para soñar con tales auroras, no es tiempo, en ningún momento, de apreciar esa obra. Como si fuera a mirar algo vasto, es lo que justamente siento cada vez que muero, un poc